Sobre el talento y la actitud vol.II
- rbkcanal
- 28 mar 2017
- 2 Min. de lectura

La semana pasada escribía unas pinceladas sobre dos de mis temas favoritos: el talento y la actitud.
Decía, citando al Sr. Robinson, que el talento es la materia prima con la que contamos cada uno de nosotras y nosotros para abrirnos paso en este mercado laboral. Y que dicho talento se queda en humo si no lo acompañamos de una potente actitud positiva. Para entendernos: el talento es el oro con el que nacemos y la actitud el tren que lo lleva a su destino. De ti, y solamente de ti, depende que este tren sea de vapor o un tren bala japonés.
Algo que muchas empresas están empezando a darse cuenta en la actualidad es que la gente produce mejor cuando hace cosas que ama de verdad, cuando está en “su elemento”. Robinson también nos anima a todas y a todos a iniciar una aventura de búsqueda de nuestro elemento personal para encontrar [solos o acompañados] nuestras propias aptitudes, actitudes, pasiones y oportunidades. Solo así podremos autorrealizarnos y contribuir a una sociedad mejor.
Y ahora bien, ¿en qué consiste esta aventura de búsqueda del elemento?
1. Lo primero es olvidarnos del ruido externo y empezar a mirar hacia nuestro interior. Vivimos en un mundo contaminado por un bombardeo masivo y constante de mensajes y estereotipos que se supone, debemos seguir. Si no te paras en seco, te arrastrará la corriente y cualquier día te verás en Times Square con un traje y un iPhone pegado a la oreja diciendo “pero qué narices hago yo aquí?”.
Pasa más tiempo sola o solo y pregúntate qué es lo que quieres tú en realidad.
Olvídate del resto.
2. En segundo lugar: cambia de perspectiva. El enfoque de nuestras capacidades viene dado por lo que hemos escuchado en el ambiente familiar, social o cultural. Ver la realidad de forma diferente, nos ayuda a descubrir nuevas oportunidades. Deja de hacer lo que haces todos tus días. Sal de tu zona de confort. Y si puedes, viaja. Viaja mucho y habla con mucha gente.
Fórmate tu propia identidad.
Olvídate de la que te han impuesto.
3. El tercer paso, es evidente: abraza el miedo.
Date una oportunidad.
Merece la pena.
La semana que viene escribiré sobre un método muy interesante para poner todos estos conceptos en práctica :)
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